Españoles anticapitalistas

Hace algún tiempo, Pablo Cerezal se hizo eco en EXPANSIÓN de una encuesta presentada por la Fundación BBVA (http://goo.gl/KhTGq), el Estudio Values y Worldviews sobre el pensamiento y los valores políticos de los ciudadanos en diez países europeos con este titular: “España, el país más anticapitalista de Europa” (http://goo.gl/CPSNI).

No se trata de que los europeos sean liberales, sino que los españoles son aún más intervencionistas que la media. En Europa, sólo el 18% apoya el capitalismo, y en España, el 11%. Nuestro país es, junto con Italia (le gustaría a Max Weber…), donde más gente proclama que el Estado debe garantizar “un nivel de vida digno” (el 74,1%).

El abanico de intervenciones que recibe el entusiasta respaldo de los españoles no parece tener límites. No solamente piden más gasto público en sanidad, dependencia, pensiones, paro, educación, investigación, protección de los depósitos bancarios, vivienda e inversión pública; sino que además reclaman una amplia vigilancia gubernamental de la economía, porque quieren un Estado que controle precios, tipos de interés, salarios y beneficios empresariales, y tienen las cosas claras: los precios, los tipos de interés y los beneficios no deben subir, y los salarios deben ser parecidos independientemente del esfuerzo de cada uno.

Estos datos, que revelan la extensión de grandes falacias económicas, generaron desasosiego entre los críticos con el intervencionismo, que vieron avalado su recelo cuando, a la hora de responder a la pregunta de cómo pagar la fiesta del Estado del Bienestar, los españoles se inclinan por subir los impuestos sobre el capital y los que más ganan. El asunto parecía diáfano: los españoles quieren el Estado, pero no lo quieren pagar. Por eso la mayoría rechaza la subida del IVA: porque lo pagan, claro.

Entiendo la melancolía liberal ante esta encuesta, pero ¿qué otra cosa cabía esperar? Los españoles reciben constantemente mensajes de este tipo, a menudo con más matices, pero en la misma dirección. Ante la crisis, así, todos los políticos de todos los partidos suben los impuestos para “salvar el Estado del Bienestar” (aunque los que están en la oposición acusen –falsamente– al Gobierno de “desmantelarlo”). Son los propios políticos de todos los partidos los que subrayan la fiscalidad progresiva, que es real y la gente lo sabe: por tanto, lo lógico es que pida más impuestos para “los ricos”, porque sabe que la mayoría de la población paga un porcentaje comparativamente pequeño de la recaudación del IRPF, con lo que la probabilidad de no pagar más es bastante elevada.

Desde la televisión hasta la cátedra, desde la radio hasta el Parlamento, desde la prensa hasta el púlpito, se bombardea a los ciudadanos con consignas contrarias al liberalismo y partidarias del pensamiento único anticapitalista y centropoide. ¿Qué esperábamos? ¿Qué la gente respondiera dando vivas a Hayek?