La editorial Libros del Asteroide publica esta joya editada por Robert Mankoff, que contiene una selección de viñetas sobre asuntos económicos y financieros publicadas en la famosa revista neoyorquina desde su fundación, en 1925, hasta finales de la década de 2000.
La historia económica queda reflejada en sus páginas. No extraña que en los felices años veinte se bromeara con la expansión, y las viñetas aludieran a "un oso rodeado de toros". En 1930 cambió el panorama, y se parece al que hemos vivido en nuestros días. Aumenta la ruina de la clase media, que engrosa la lista de los pobres. Se ve una cola de hombres esperando a tomar sopa gratis. Uno le dice a otro: "¡Menuda con la depresión!" y el otro responde "¿Eh? ¿Qué depresión?".
En la década de 1940 mejora la economía, pero aparece la inflación. En una oficina hay dos mujeres trabajando, y una pregunta: "¿Tú crees que ya será patriótico pedir un aumento de sueldo?". La prosperidad se consolida con el paso del tiempo. Una señora le dice al marido, que yace en la cama en un hospital: "Harold, ¿me oyes? Las industriales al alza, los ferrocarriles al alza, el cobre al alza…". En otra viñeta es el marido que desde la cama advierte a su mujer: "Si me pasara algo, Bárbara, no vendas Xerox".
En los años 1970, aparece el dinero del petróleo, junto con los ecologistas, las ONG y el problema de la depreciación del dólar. Un mendigo le dice a otro: "Pues mira, a mi me alegra muchísimo que el dólar esté fuera de peligro, porque si el dólar estuviera en peligro, imagínate las monedas de diez centavos". En los ochenta ya había bromas sobre los economistas y sus previsiones; dos de ellos, con papeles en la mano en un despacho oficial, le dicen a un alto cargo: "Estas previsiones son producto de nuestra imaginación. Esperamos que sean de su agrado".
A partir de 1990 se ve a los japoneses, el auge de los cursos de MBA, Greenspan, la expansión monetaria, los pisos que se encarecen, la especulación, las stock options, la crisis, las quiebras, los rescates, los banqueros en la cárcel, los bancos nacionalizados y la corrupción. Al final, un hombre bebe un Dry Martini en la barra de un bar, y dice tristemente: "Quiero que me devuelvan mi burbuja".
Un contraste visible con España es que se habla mucho de los altos impuestos y el despilfarro público. Se ve a un recaudador recostado sonriente con las manos cruzadas detrás de su nuca, que le dice a un contribuyente indignado: "Puede que metamos la pata a la hora de gastar sus impuestos, pero me tendrá que reconocer que en lo relativo a la recaudación hacemos un trabajo de primera".
El panorama de
los años 30 se parece
al que vivimos: aumenta la ruina de la clase media