Dos metáforas sobre la recuperación de nuestra economía han sido acuñadas en esta crisis por los ministros del ramo. Elena Salgado habló de "brotes verdes", y Luis de Guindos habla ahora de "rayos de esperanza". Por extraño que parezca, tenía razón la primera y puede tenerla el segundo.
La tasa de variación interanual del PIB empezó a caer desde el primer trimestre de 2007. Lo hizo a un ritmo acelerado, alcanzó valores negativos en el cuarto trimestre de 2008, y siguió cayendo hasta el segundo trimestre del año siguiente. Después la tasa se recuperó: su variación fue negativa, pero cada vez menor, hasta el segundo trimestre de 2010, y de allí en adelante fue positiva y creciente hasta el tercer trimestre de 2011. El PIB evolucionó así por año: 2007: 3,5%; 2008: 0,9%; 2009: -3,7%; 2010: -0,3%, y 2011: 0,4%.
Es decir, la economía española describió una "V", con su punto mínimo a mediados de 2009. Al revés de lo que pensaban muchos, no estábamos hundiéndonos cada día más sino, al contrario, mejoramos durante dos años; débilmente, no cabe duda, y sin el ritmo suficiente como para impedir el aumento del paro, pero la economía se recuperó relativamente durante esos dos años. Elena Salgado tenía razón: verdaderamente hubo "brotes verdes".
Desde el cuarto trimestre de 2011 el crecimiento interanual del PIB ha sido negativo, llegando a retrocesos en 2012 del 1,3% en el segundo trimestre, y del 1,7% en el tercero, según informó esta semana el Banco de España. Pero la tasa intertrimestral cayó un 0,4%, el mismo retroceso del trimestre anterior, y en línea con los dos precedentes. Desde la perspectiva de la economía en su conjunto, pues, la situación no ha empeorado. Si a eso sumamos que el Indicador Sintético de Actividad, que suele adelantar la evolución económica, ha mejorado en los últimos trimestres, cabe pronosticar la recuperación para 2013, y un perfil en "W" de esta fase del ciclo. Luis de Guindos puede tener razón: verdaderamente hay "rayos de esperanza".
En lo que no tienen razón los ministros, sin embargo, es en los argumentos que adujeron antes para explicar por qué se recuperó la economía entre 2009 y 2011, y por qué ahora puede volver a hacerlo en 2013. Eso sí, resultan entretenidos cuando desvarían sugiriendo que lo hizo y lo hará gracias a sus respectivos Gobiernos, y afrentosos cuando alegan que el retroceso iniciado a mediados de 2011 se debió solo al entorno internacional desfavorable. En todos los casos ignoran el mérito de la acción del sector privado a la hora de ajustarse tras la burbuja inflada por las autoridades, y el demérito de la acción y la omisión de esas mismas autoridades a la hora de frenar, invertir, dificultar, y retrasar la recuperación.
Por extraño que parezca, tenía razón Elena Salgado y puede tenerla Luis de Guindos