El enfrentamiento entre las facciones, alas o sensibilidades diferentes dentro de un mismo Gobierno es muy entretenido y constituye una fuente inagotable para los medios de comunicación. Pero lo que no suele considerarse es que representa una gran ayuda para el propio Gobierno. Generalmente se piensa lo contrario, es decir, que los conflictos lo debilitan. Cabe recordar las fuertes tensiones que agitaron los Gobiernos de Felipe González, entre los Boyer/Solchaga, por un lado y Alfonso Guerra y sus secuaces populistas, por otro. Mucha tensión, sin duda, pero Felipe González permaneció en La Moncloa durante catorce años.