Uno lee la prensa o escucha la radio estos días y se pregunta: ¿cómo aguanta Pedro Sánchez? Un escándalo tras otro, una mentira tras otra, y el hombre no solo no se inmuta sino que está encantado de haberse conocido. ¿Por qué? Sospecho que la respuesta estriba en que los costes de las fechorías se pagan en política mucho más tarde que si son cometidas en el ámbito de la sociedad civil. Recuerde usted la corrupción en los años de Felipe González. Fue copiosa, sin duda, pero el hombre resistió catorce años en Moncloa, y perdió en 1996 contra Aznar por una diferencia no muy abultada. En Andalucía, los socialistas gobernaron casi tantos años como Franco. Es verdad que finalmente salieron del Gobierno, pero no olvidemos que ganaron las elecciones. Cuatro décadas de corrupción, paro, impuestos, etc. Y ganaron. En suma, cuando Pedro Sánchez sugiere que no solo se quedará una legislatura sino que puede quedarse más tiempo, ello es inquietante, sin duda, porque no es imposible.
Muy acertado lamentablemente pero cuando la palabra “ Ética” desaparece de su vocabulario todo se puede esperar.