Es perfectamente natural que una crisis, y en especial una epidemia, fomente el antiliberalismo, y tienda a desactivar la resistencia popular ante el poder. Los amigos de la libertad, por nuestra parte, podemos aprender de esta infeliz circunstancia a ponderar argumentos a favor y en contra de la libertad. Hoy traigo a colación dos ideas muy populares entre los antiliberales. Una, que expresó el líder sindical Unai Sordo, es que nuestros males provienen de la «austeridad», es decir, de que el Estado ha disminuido el gasto público durante la última década. Y la otra es que los servicios públicos que el Estado brinda no existirían si el Estado no existiera, antigua falacia que repitió el economista y profesor Eduardo Garzón.