La propaganda antiliberal acosa a los contribuyentes con dos chantajes. Uno es que debemos elegir entre más impuestos o menos pensiones. Y el otro es que los españoles pagamos pocos impuestos.
El primer chantaje parte de la base de la petrificación del gasto público, que sería imposible de bajar, lo que es falso, porque hay mucho gasto ineficiente, inútil, propagandístico, corrupto, clientelar, etc.
El segundo chantaje se aferra a la noción de presión fiscal medida por la recaudación en porcentaje del PIB. En realidad, la medición correcta es la del «sacrificio fiscal» que, como demuestran los profesores José Félix Sanz Sanz y Desiderio Romero Jordán, de Funcas, está entre las más altas de nuestro entorno.