Dada la reducción de la desigualdad en el mundo, los antiliberales insisten ahora en que la desigualdad que cuenta es la interna de cada país, en particular los países desarrollados. E insisten en que la prueba de dicha desigualdad es la reducción de la clase media.
Chris Edwards y Ryan Bourne, del Cato Institute, han revisado los datos para Estados Unidos, y plantean varios matices, empezando por que la mayoría de los cálculos sobre la desigualdad no incluyen los efectos del gasto público redistributivo. Señalan, eso sí, que existe una desigualdad importante sobre la cual los políticos sí deberían actuar: la que genera su propio favoritismo.
Por su parte, en su reciente libro, «Abierto: la historia del progreso humano», en Ediciones Deusto, Johan Norberg sugiere que la reducción relativa de la clase media se explica en parte por un fenómeno inédito: el gran número de personas que en las últimas décadas ha pasado a las categorías de rentas altas.