La Segunda Guerra Mundial fue un gran éxito para el comunismo, porque le brindó la posibilidad de presentarse como amigo de la paz, la democracia y la libertad, lo que nunca fue. Y representó también un gran éxito para Stalin, a menudo contando con la ingenuidad de los líderes occidentales, en particular Franklin Roosevelt. Como dice el profesor Jakub Grygiel: «Stalin ganó la Segunda Guerra Mundial, no porque contribuyera a la derrota de Hitler, sino porque consiguió los objetivos que pretendía».