Las tensiones en el seno del Gobierno de coalición a propósito de la justificación o respaldo por parte de Podemos de los actos violentos suscitados por la detención del rapero Hasel, ocultan acuerdos fundamentales entre la izquierda y la ultraizquierda. En primer lugar, el acuerdo que posibilita que estén donde están, es decir, el acuerdo que hizo posible la formación del Gobierno.
Además, la diferente interpretación entre socialistas y podemitas les conviene a ambos. Al PSOE lo hace aparecer como sensato y moderado, mientras que Podemos lo pinta como el representante del cambio genuino y de fondo. La propia retórica, asimismo, sirve para ampararlos a ambos. Los socialistas alegan que la violencia en una democracia plena es inadmisible, mientras que en Podemos alegan, precisamente, que España no es una democracia plena. Por fin, a pesar de todas las divisiones, Pedro Sánchez prometió «mejorar la protección legal de la libertad de expresión», es decir, justamente lo que la ultraizquierda falazmente aduce que es el origen de la violencia.