El futuro de la libertad, como el futuro de todo lo demás, es desconocido e imprevisible. Tras la gran noticia liberal de la caída del Muro de Berlín, destacados liberales advirtieron de que ese futuro podía ser regocijador para los amigos de la libertad, pero también frustrante, si el colectivismo se mantenía de uno u otra forma, y si no se consolidaba la confianza en la economía de mercado. Desde luego, si miramos la política, la academia, la cultura, los grupos de presión y los medios de comunicación, estaría justificado un cierto pesimismo. Sin embargo, cabe obtener una visión optimista, aunque alejándose de esos ámbitos y prestando atención a la gente corriente.