El Foro Económico Mundial, llamado también Foro de Davos, es habitualmente considerado el defensor del capitalismo por excelencia. Es un puro cuento, porque nunca lo ha sido. Ha facilitado la labor, los intereses y la vanidad de políticos y grandes empresarios, pero no ha defendido la economía de mercado, sino que ha seguido el pensamiento predominante. Con el auge del antiliberalismo, promovido por la crisis de 2007 y la pandemia, las consignas del Foro no difieren del antiliberalismo que se nos predica sin cesar y por doquier.