En España y otros países se está produciendo una confluencia en el sentido de que los Estados deben gastar dinero público en un subsidio para las familias más necesitadas. Es el llamado ingreso mínimo, o renta mínima o básica. Todos tenemos el deber moral de ayudar a nuestros conciudadanos. Pero esa es nuestra responsabilidad y nuestro sentido de justicia social. Sin embargo, los políticos que promueven la renta mínima y otras medidas de redistribución rara vez o nunca toman en cuenta a las personas que la pagan, como si no existieran o no tuvieran derecho alguno. Ilustramos la cuestión con una anécdota de Davy Crockett, el famoso héroe y aventurero norteamericano, en su faceta menos conocida: la de miembro del Congreso de los Estados Unidos.