Se nos asegura que el consumo es bueno y es malo. La idea de que el consumo es bueno tiene una larga tradición en economía. La asociamos a Keynes y su teoría sobre el necesario estímulo de la demanda de consumo e inversión para reactivar la actividad y el empleo.
El argumento de que el consumo es malo remite al consumismo, que a su vez tiene que ver con la irracionalidad, el materialismo, la manipulación publicitaria, el Apocalipsis ecológico, etc.
En realidad, ninguna de estas nociones es sostenible sin cautelas ni matices.