El plan de Joe Biden de incrementar notablemente el gasto público ha sido entre nosotros muy poco criticado, igual que no lo ha sido, sino más bien el contrario, el plan de gasto de la Unión Europea. En realidad, tiene varios aspectos objetables. Algunos son muy obvios, como el inevitable incremento de los impuestos, que perjudicará la inversión privada y el crecimiento de la economía y el empleo. Tampoco está claro que estos planes beneficien a las personas en vez de a los grupos de presión mejor posicionados frente a las autoridades. El economista Chris Edwards, del Instituto Cato, añade además que la situación de las infraestructuras en Estados Unidos ha mejorado en las últimas décadas, y que los copiosos planes de gasto sirven para demorar y desincentivar las reformas.