Mi último artículo en La Razón, con el título: Smiley Out, Barbie In
Smiley ha salido de la Moncloa, y ha entrado Barbie. El presidente saliente ha sido deplorable, y no sólo ni especialmente en economía, al revés de lo que se piensa. Ha sido un modelo de intervencionismo y de sectarismo, y ha hecho una sistemática pedagogía en contra de la libertad y la convivencia.
Barbie y sus secuaces son en parte una incógnita, pero no en el sentido de si aplicarán políticas profundamente liberales, porque, en contra de lo que propaga la izquierda, es imposible que las adopten.