Entre las actitudes habituales del antiliberalismo más rancio figuran el odio al libre comercio y la idea de que estamos gobernados por una secreta conspiración capitalista. Ha vuelto a florecer a propósito de la Asociación Transatlántica sobre el Comercio y la Inversión, TTIP, el acuerdo entre la UE y EE UU que supuestamente facilitará las exportaciones y las inversiones, eliminando obstáculos, trabas, aranceles, etc. El pensamiento único truena contra esto, y aún más en el caso del intercambio de servicios, el Trade in Services Agreement, TISA, que según leí en publico.es cabe definir como “alianza neoliberal planetaria” y “caballo de Troya de las multinacionales”.
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