Dice Alejandro Rebossio en El País que Axel Kicillof, flamante ministro de Economía en la nueva etapa pretendidamente moderada del régimen kirchnerista, se define como keynesiano y no como marxista. Esta confusión seguramente deriva de quienes no lo han leído, porque su “keynesianismo” es un mero disfraz del marxismo.
Para mayor desconcierto, Rebossio resume así los objetivos intelectuales de la política del nuevo ministro: “emplear todos los medios e instrumentos de la política económica e industrial para consolidar el proceso de industrialización, de sustitución de importaciones y de avance en la diversificación y crecimiento de las exportaciones, con el objetivo irrenunciable de sostener elevados niveles de empleo y una mejora en las condiciones de vida de los trabajadores que resulte sostenible en el tiempo”. Como decía el clásico, lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible.
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