La primera burbuja bursátil, que llevó al colapso al mismo tiempo a las bolsas de París, Londres y Amsterdam, es decir, a las bolsas del mundo, explotó en 1720. Ese mismo año se publicó en esta última ciudad Her Groote Tafereel der Dwaasheid, o El gran espejo de la locura.
Yale University Press ha tenido la excelente idea de sacar ahora un libro sobre ese libro, lujosamente editado, con ensayos de prestigiosos analistas y prólogo del premio Nobel de Economía Robert Shiller. Con el titulo The Great Mirror of Folly: Finance, Culture and the Crash of 1720, reproduce muchos grabados y textos satíricos de la publicación original.
Alguien dirá: claro, es la famosa burbuja de los tulipanes. Pues no, porque esa burbuja, aunque también haya sido Amsterdam su epicentro, tuvo lugar casi un siglo antes. La “tulipmanía” no afectó a muchas personas, más allá de un grupo de inversores y especuladores que efectivamente se arruinaron. Plus ça change…
Una diferencia, por tanto, con la burbuja de 1720 fue el número de afectados. Otra diferencia crucial es que en la burbuja de los tulipanes el Estado prácticamente estuvo fuera del asunto, mientras que la Tafereel estuvo totalmente dentro, y dentro estaría ya para siempre en todas las burbujas.
En efecto, fue del Estado de donde obtuvo el economista y aventurero escocés John Law el privilegio para crear un Banco Real. Y lo que estaba detrás de todo era la financiación de la (ya entonces) abultada deuda pública.
(Artículo publicado en La Razón.)