Soy activo en twitter (@rodriguezbraun) y tengo más de 55.000 seguidores, la inmensa mayoría muy amables; de hecho, sólo he tenido que bloquear a una media docena de groseros irreparables. El resto son siempre personas educadas, aunque me lanzan críticas, que agradezco. Algunas son curiosas. Por ejemplo, lamentaron que yo defienda los rescates bancarios con dinero público, que es justo lo contrario de lo que recomiendo (véase la propuesta que hacemos con Juan Ramón Rallo aquí: http://goo.gl/mq9Yy).
Robos y sesgos
Recibí un segundo reproche a raíz de mi condena a los golfos pseudosindicalistas que se dedican al robo y a invadir la propiedad ajena, que viven del cuento y la intimidación, y que incluso utilizan un lenguaje delicado como el del camarada Sánchez Gordillo. Mis críticos adujeron que dichos asaltantes progresistas se llevaron apenas unos pocos carritos de los supermercados, como si ello fuera motivo suficiente para el olvido, la disculpa o incluso, pásmese usted, el elogio (un análisis aquí: http://goo.gl/lvhKV). Quizá el reproche más absurdo es el que subraya un sesgo político en los liberales. Parece que nuestras ideas quedan descalificadas porque, se asegura, simpatizamos con la derecha. De entrada, las ideas son válidas o no independientemente de si coinciden con cualquier tendencia política. Pero además las diferencias entre el liberalismo y la derecha son más que notorias (véanse “De gatos escaldados” y “Retórica antiliberal” aquí: http://goo.gl/UJCyQ).
(Artículo publicado en La Razón.)