El escándalo de las llamadas “tarjetas opacas” en Caja Madrid, a raíz del cual el juez Fernando Andreu, de la Audiencia Nacional, imputó esta semana a sus expresidentes Miguel Blesa y Rodrigo Rato, además de ser el último episodio de una serie lamentable, podría invitar a la reflexión a los que, ante la crisis, han redescubierto la solución para el dinero y el crédito: la banca pública.
Pues bien, ahí tienen la banca pública, en nuestras cajas de ahorro, y en varias de ellas, no sólo Caja Madrid, aunque por su magnitud destaca, naturalmente, la entidad madrileña.
Se dirá que las finanzas en el llamado sector privado están lejos de ser paradigmas universales de austeridad y honradez, y es verdad, pero lo que no tiene sentido es apostar por el remedio de “Guatepeor”.
Y las cajas de ahorros en general, y la Caja Madrid de Miguel Blesa en particular, fueron claramente peores que los bancos privados, no sólo en términos de pura gestión empresarial, que también, sino en otra dimensión característica de lo público: la politización. Escribí lo siguiente en esta misma columna hace un año y medio, y lo mantengo: “Miguel Blesa y los políticos y sindicalistas que hicieron y deshicieron en Caja Madrid, y en las demás cajas de nuestro país, jamás debieron ser designados para sus consejos de Administración por el PP, el PSOE, IU, UGT y CC OO”.
El juego político fue generalizado, con algunos casos espectaculares, como el representante de Izquierda Unida, José Antonio Moral Santín, catedrático de la Complutense: no rastree usted su profusa bibliografía académica, porque no la encontrará; en cambio, en la política este célebre comunista fue un verdadero as: antes de Caja Madrid ya aprovechó los intersticios del poder, y con el PSOE fue presidente de Telemadrid. En Caja Madrid, en cambio, se unió con el PP para echar a Jaime Terceiro y poner a…Miguel Blesa. Gracias a Blesa, que le dejó hacer y deshacer a su arbitrio, el señor Moral Santín (dos apellidos desafortunados) cosechó no sólo una cuantiosa fortuna sino un poder considerable en la institución.
Es un caso llamativo, pero desgraciadamente no el único. Ahora bien, todos los casos, de los nombrados por todos los partidos y sindicatos, han venido marcados en Caja Madrid, y en las demás cajas, por la politización de esa banca pública a la que algunos insensatos recomiendan regresar.
(Artículo publicado en La Razón.)
Claro que algunos quieren volver a la banca pública. Es la única forma que tienen de coger una black de esas y forrarse antes de que reviente todo esto.
No sólo por eso: el argumento en favor de la banca pública se presenta como solución a deficiencias del sector privado, como la falta de crédito, por ejemplo.
No me recuerde cuando el gran zmax dijo que iba a reconvenir a la banca para que diera crédito. Como si fuera un capricho de la misma abdicar de su negocio. Resulta que dicen usureros a unos banqueros que no prestan dinero.
Con estos bueyes tenemos que arar. Bueyes desmemoriados.