La demagogia de la “Plataforma Stop Desahucios” ha salido rentable, no sólo porque Ada Colau es alcaldesa de Barcelona, sino porque la consigna se ha extendido por todas partes, como si el desahucio fuera una pura maldad y no un sistema de protección del propietario acreedor, que puede ser más pobre y desvalido que el inquilino deudor, como descubrió hace poco incluso el populista alcalde de Cádiz, el famoso “Kichi”.
Ante la ufana proclamación de la creación de una Oficina Antidesahucios por los nuevos regidores madrileños, la socialista Idoia Mendia, exconsejera vasca de Justicia, no sólo se plegó al populismo (“me parece una excelente idea que los poderes públicos intervengan para impedir que nadie se vea arrojado a la calle cuando la vida se le tuerce”, como si la política fuera simplemente una réplica fiel de la Madre Teresa) sino que reivindicó a los socialistas de Patxi López, porque lo habían hecho antes: “esta misma semana, desde la oposición, hemos conseguido aprobar en el Parlamento vasco una ley integral de vivienda para que la Administración no deje desamparado a nadie”. Siempre es la misma retórica: nadie queda desprotegido, pero doña Idoia no se plantea nunca la pérdida de derechos y libertades de la mayoría que su intervencionismo conlleva.
De hecho, ni los de Podemos le dan lecciones de populismo con la renta básica, porque los socialistas se anticiparon también allí: “Sí, la Renta de Garantía de Ingresos, que algún mandatario popular ha manoseado de forma temeraria para hacer campaña electoral, es uno de nuestros grandes orgullos como sociedad”.
(Artículo publicado en La Razón.)