Tituló El Mundo: “Respaldo de la cultura a la plataforma Ganemos”. El predominio de la mentalidad colectivista explica que se tome con naturalidad lo que es un disparate, porque la cultura no es una categoría social determinada sino un conjunto de modos de vida, costumbres y conocimientos artísticos, científicos, industriales, etc., como dice el DRAE, en el que podría caber toda la población. Aunque restringiésemos su significado solamente a las artes, como suele hacerse, tampoco sería aplicable, porque es patente que no todas las personas que las cultivan respaldan a la plataforma Ganemos.
La noticia se refería al manifiesto: “Merecemos otro Madrid y vamos a conseguirlo”, que fue firmado por la señora Ada Colau y “alrededor de 50 representantes del mundo de la cultura”. Aquí ya tenemos más retórica. Primero, resulta que la cultura es un mundo. Y segundo, que ese mundo tiene representantes. Lo primero tiene poco sentido, salvo que se aplique a todas las personas que comparten una misma profesión, como el mundo de las ingenieras de caminos, o de los albañiles. Sería posiblemente más complicado, porque la cultura no es una profesión definida. Lo segundo es ridículo, porque los 50 firmantes del manifiesto no podían en ningún sentido representar a la multitud de personas ligadas a las actividades culturales.
Se trató, una vez más, del escamoteo colectivista de la realidad, que disfraza a unos pocos de todos, siempre que esos pocos sean de izquierdas.
(Artículo publicado en La Razón.)