El asunto debería ir de primas y no de riesgos. En efecto, el viernes cayó la prima por debajo de 100 puntos básicos, lo que no sucedía en casi un lustro, y el bono español a diez años se situó en el 1,5 %, lo que no había sucedido nunca. El dólar llegaba a máximos frente al euro desconocidos desde 2010. Y a nadie escandaliza que se pronostique una prima de 70 puntos básicos para este recién nacido 2015.
Es verdad que la situación económica mejora. Ignoremos los esperables y esperados plácemes de las autoridades que, como siempre, en nuestro país y en todos, en nuestro tiempo y en todos, creen que lo malo es culpa de otro y lo bueno es mérito de ellas. Lo cierto es que lo datos son mejores ahora que antes, en muchos capítulos, aunque no en todos y no en la suficiente medida como para alegrarnos de verdad.
Y no olvidemos otras cosas que también están pasando. Lo primero es la nueva dosis de pronósticos alquimistas a cargo del BCE. Una muestra más del célebre “whatever it takes”, y subieron las bolsas, en todas partes, no sólo en España. En Italia, a la que miramos por encima del hombro, también subió el Mib. Y también bajó el coste de la deuda en Italia, como en España, y también en Portugal. Hasta en Grecia bajó la prima…por debajo de 900 puntos, sí, pero bajó. En Alemania, en cambio, hubo un ligero repunte del bono, lo que nos mejoró a todos los demás, y también operó como un símbolo de los riesgos.
Los precios baratos suelen venir acompañados de relajaciones, y el ahorro de las Haciendas públicas a la hora de financiarse puede fomentar incluso más su notoria pasividad a la hora de la austeridad, pasividad que es la principal responsable del retraso en la recuperación. En efecto, los famosos “dolorosos ajustes” no han tenido lugar en el sector público, y las facilidades para endeudarse los demorarán hasta las calendas griegas, con perdón por la metáfora, inapropiada para los tiempos que corren. Y hablando de correr, ayer informó “Expansión” de lo que sospechábamos: tras tantas manifestaciones sindicales en contra de los “recortes”, resulta que los liberados sindicales en las autonomías se mantienen: y son unos 10.000, nada menos.
(Artículo publicado en La Razón.)