La afiliación media a la Seguridad Social alcanzó en junio la mejor cifra de la historia: 19,5 millones de ocupados. El paro bajó hasta las 3.015.686 personas, el registro más bajo desde noviembre de 2008. La tasa de desempleo en nuestro país registró la caída interanual más importante de toda la Unión Europea, según Eurostat. Da la sensación, por tanto, de que los datos de empleo ratifican que España sigue viento en popa en lo relativo a la economía y el empleo. Pero, pero, pero.
En efecto, las estadísticas conocidas ayer no solo tienen sombras, en un mes tradicionalmente bueno para el empleo, sino que, aunque parezca paradójico, tienen más sombras que luces. Por algo nuestro periódico comentó: “el mercado laboral parece estar tocando techo”.
Descontada la estacionalidad, la ocupación aumentó en 34.000 personas y el desempleo repuntó por primera vez en el último lustro. Es verdad que la cifra de desempleados está en mínimos: sin embargo, el paro subió en junio con datos desestacionalizados. Y es verdad que desempleo sigue cayendo en tasa interanual, pero su ritmo es el más bajo desde 2015.
El desempleo retrocedió menos de lo previsto y solo por motivos estacionales, según argumenta el BBVA: “La estacionalidad favorable explicó la contracción del paro el pasado mes. De hecho, las estimaciones de BBVA Research sugieren que el número de desempleados habría aumentado en torno a 4.000 personas en ausencia de factores estacionales y efecto calendario, lo que supondría el primer incremento del desempleo desde julio de 2014”.
Incluso la mejora de la afiliación tiene sus matices, al haber estado sesgada por el sector de cuidadores no profesionales de las personas en situación de dependencia, cuyas cuotas ha vuelto a pagar el Estado, incrementando así apreciablemente la afiliación en dicho colectivo. En suma, una vez depuradas las cifras de los sesgos estacionales y de calendario, vemos que ha caído la contratación, tanto de los trabajadores indefinidos como de los temporales. El empleo está creciendo en España menos que la economía.
Se comprende, por lo tanto, que las autoridades hayan celebrado los datos de forma notablemente contenida. Esto es así por dos motivos. De una parte, nuestro mercado de trabajo no resiste la comparación con el grueso de los países de Europa, en donde, por ejemplo, encontramos las siguientes tasas de paro: República Checa (2,2 %), Alemania (3,1 %), Holanda (3,3 %), Dinamarca (5,1 %), Luxemburgo (5,7 %), Polonia (del 3,8 %), o Suecia (6,3 %). De otra parte, como hemos visto, los datos de España sugieren que podemos estar al final de un ciclo alcista, y lo estamos haciendo con una tasa de desempleo que no baja del 13 % de la población activa.
Si a todo esto sumamos que la economía europea e internacional parece desacelerarse, y que Warren y sus secuaces, si consiguen gobernar, quieren subir los impuestos y cargarse la reforma laboral, el panorama es cualquier cosa menos alentador.