Paulita Naródnika, la lideresa del populismo vernáculo, se ha lanzado a la campaña electoral de Madrid con vigor progresista y con un saludable respeto a los clásicos. Como siempre han dicho los antiliberales de todos los partidos, Paulita prometió el paraíso a cambio de convertir en un infierno la vida de un minúsculo puñado de asquerosos ricos.