Leí en El País este titular: “Muere el expresidente Menem, icono de la Argentina del ultraliberalismo”.
No hubo tal cosa como ese pretendido ultraliberalismo.
Tras la caída del Muro de Berlín, la izquierda inventó un fabuloso relato, según el cual lo malo de la crisis del socialismo real no era el socialismo sino su opuesto. Se trataba de hacer creer que el mundo no había dado un gran paso hacia la libertad, sino que retrocedía, porque los malos no eran los comunistas sino Margaret Thatcher, Ronald Reagan y Juan Pablo II. No debíamos celebrar la caída del Muro sino alarmarnos ante las terribles amenazas del capitalismo, púdicamente redenominado globalización, consenso de Washington, desastre ecológico, desigualdad y, claro que sí, neoliberalismo o ultraliberalismo.