El peor legado de Rodríguez Zapatero es la llamada memoria histórica, que no es ni una cosa ni la otra, sino el intento de utilizar políticamente en el presente las tragedias del pasado. Insiste la izquierda en que solo ansía la reconciliación y la paz. Miente, como siempre. No las ansía porque solo reivindica unos muertos, no todos, y porque no quiere remover tumbas para la paz sino para ganar políticamente una terrible guerra que pretendió ganar militarmente, y la perdió.
Una nueva prueba de que el zarandeo de la memoria por parte de la izquierda jamás anhela la paz y el perdón, sino lo contario, fue lo acontecido hace unos meses en el Pleno del Ayuntamiento de Madrid, que aprobó, con el voto en contra del PP y la abstención de Ciudadanos, una querella contra los crímenes del franquismo. Es decir, no se trata de memoria, sino de un juicio.
Tanto Podemos como el PSOE instaron al Gobierno de la ciudad a poner una querella criminal en los Juzgados de Instrucción de Madrid “a efectos de que se investiguen los delitos cometidos en el contexto de crímenes contra la humanidad por parte de la dictadura franquista, que se determinen las circunstancias en las que fueron perpetrados, quiénes fueron sus responsables directos e indirectos y, en su caso, que se proceda a su imputación, procesamiento, juicio y condena”.
El edil del PP, Pedro Corral, subrayó que la izquierda traía al pleno “una cuestión ya resuelta por el Tribunal Supremo, que señaló la imposibilidad de exigir responsabilidades penales”.
También fue interesante la posición de Ciudadanos, que estuvo de acuerdo en condenar el franquismo, pero aseguró no entender “la obsesión” de Ahora Madrid con este asunto; su concejal, Sofía Miranda, declaró: “no tiene sentido querellarse por hechos que ya han sido amnistiados”.
Doña Sofía: la obsesión es muy fácil de entender, porque es una estrategia clarísima de utilización política del dolor. Y precisamente quieren querellarse porque no les interesa la reconciliación plasmada en la transición democrática: se la quieren cargar, precisamente porque esos delitos fueron amnistiados. Por cierto, lo fueron porque quienes hicieron la transición eran muy conscientes de que los dos bandos de la Guerra Civil tenían mucho que hacerse perdonar. Lo imperdonable es que la izquierda ahora quiera destruir esa ejemplar iniciativa democrática.