Como todas las variantes de la izquierda, los nazis se asociaron con los trabajadores, y el NSDAP era Nationalsozialistische Deutsche Arbeiters Partei, es decir, Partido Nacional-Socialista Obrero Alemán.
Sin embargo, la norma entre los socialistas y los comunistas es enlazar a los nazis siempre con los capitalistas. Como dice George Reisman (https://goo.gl/iJ3HMW) la clave de la confusión a propósito de esta supuesta relación estriba en que la mayoría de las empresas en la Alemania nazi estaban en manos de propietarios privados.
Ludwig von Mises apuntó antes que nadie que los nazis eran una acepción del socialismo, y argumentó que en el nazismo las empresas eran solo nominalmente privadas, dado que las características de la propiedad eran ejercidas por el Estado alemán, que decidía la producción, precios, salarios y dividendos. “La propiedad estatal de facto de los medios de producción, como decía Mises, era una implicación lógica de los principios colectivistas básicos abrazados por los nazis, como que el bien común prevalecía sobre el privado, y que el individuo era un medio para los fines del Estado, y también, por supuesto, su propiedad.”
Que la Alemania nazi era una economía socializada de facto se comprueba en la imposición de controles de precios y salarios ya en 1936, supuestamente con el objetivo de controlar la inflación, que había sido producida por el propio Estado con la expansión monetaria destinada a sufragar el enorme gasto público desde que los nazis toman el poder en 1933.
Como siempre, el control de los precios llevó al desabastecimiento, y de ahí al caos que esto siempre provoca, y que estamos viendo ahora en el régimen populista de Venezuela.
Mises advirtió que, para resolver el problema del desabastecimiento causado por el control de precios, el Estado sólo tiene dos posibilidades: o acabar con dicho control o aumentar la intervención hasta la socialización de la economía, que fue la opción elegida, aunque los nazis no llegaron a imponer totalmente el socialismo sino lo que Mises llamó una economía de mercado bloqueada, o paralizada.
Reisman recuerda que tanto Mises como Hayek denunciaron que los dogmas intervencionistas de los nazis no eran diferentes de las ideas mayoritariamente aceptadas entonces (y ahora…), en particular estas seis: 1) el capitalismo es injusto y explotador, solo beneficia a una minoría; 2) el deber del gobierno es sustituir la administración capitalista por la estatal; 3) los controles de precios y los salarios mínimos son los medios más adecuados para proteger a los consumidores y elevar el nivel de vida de los trabajadores; 4) la expansión monetaria y crediticia es el mejor método para aliviar los males del pueblo y lograr la prosperidad, y no causan ninguna crisis, porque las crisis son un mal inherente al capitalismo desregulado; 5) los que niegan lo anterior tienen malas intenciones y son apologistas de las clases explotadoras; 6) las únicas ventajas del comercio exterior residen en las exportaciones: las importaciones son malas, y lo mejor es no “depender” del exterior.
Genial descubrimiento seria si esto lo captasen las masas populares, o los ciudadanos de a pie, pero desgraciadamente solo lo vemos cuatro gatos, y a los políticos, ya sean de izquierdas, populistas o de derechas, tampoco les interesa resaltarlo. Enorme labor querido profesor.