La parábola sobre la notoria paja en el ojo ajeno contrapuesta a la insignificante viga en el propio resplandece con la corrupción política. El PP se aferra a la teoría de que Bárcenas es un corrupto asistemático; por ponerlo en términos socialistas, aseguran que Bárcenas o la trama “gürtel” son Roldán, no Filesa. Subrayan este punto, y proclaman que el único partido condenado por financiación ilegal es el PSOE.
La izquierda responde
Desde la izquierda aducen que los partidos no son condenados sino las personas, que lo de Filesa ya pasó, que Griñán no sabía nada de los EREs, y que Bárcenas no era un individuo aislado en un sótano ignoto de Génova, 13. Y así se pasan la pelota, mientras nos miran a los demás, y se lanzan sobre nosotros si creen que no estamos condenando la corrupción (del otro, claro) con la suficiente severidad.