Los grandes viñetistas, con sus aciertos y sus errores, nos ayudan a entender la realidad. Uno de los grandes, El Roto en El País, en la viñeta que ganó el Premio Mingote, dibuja unos pobres, y uno dice “¡No es pobreza, es teoría económica aplicada!”. Será una teoría económica equivocada, como la que avaló durante décadas al comunismo, y hasta hoy al anticapitalismo, con onerosos resultados para el pueblo.
En otro de sus dibujos se ve un cerebro dividido en dos partes. Una dice “área de pensamiento” y la otra “área comercial”. Es la vieja idea elitista según la cual se dedican al comercio las peores personas, idea que ya era equivocada cuando la sugirió Aristóteles.
Ignoro si el estagirita compartiría esta noción de El Roto: un hombre en una telaraña dice: “Todos nacemos libres e iguales, pero luego nos educan”. O esta otra: un hombre con la cabeza en llamas acarrea unas cajas en una carretilla; el texto es: “Joven con sus títulos académicos camino de una entrevista de trabajo en una hamburguesería”. La pregunta aquí es si El Roto será capaz de pasar de estas ideas a denunciar el intervencionismo político en el mercado laboral y en la educación, responsable tanto del paro como de la manipulación. Igual sí.
Estoy seguro de que lo secundaría un torrente de románticos antiliberales en esta viñeta: Dos moscas comen un billete de 50 euros. Una dice: “¡La de mierda que hay en el dinero!”, y la otra replica: “¿No es maravilloso?”. Hay que ser modesto para reconocer que no hay nada malo en el dinero, los malos somos los hombres.
El pensamiento único no se aparta de la suma cero: Desde un camión se descargan unos paquetes y un hombre con un turbante en la cabeza dice: “La ayuda internacional consiste en traernos un poco de lo que nos quitaron”. Es interesante no solo que caiga en la falacia de pensar que no hay relaciones comerciales sin pérdidas, sino que olvide que en muchos países con personas que llevan turbantes hay muchísimo dinero.
Un hombre con un cazo y platos preparados dice: “¿Cómo es posible que haya miles de recetas de cocina y de economía sólo una?”. Lo que no dice El Roto es que esa “una”, que efectivamente prevalece, a derechas e izquierdas, es la receta económica intervencionista.