A propósito del contraste entre la expansión monetaria del BCE y la escasa actividad en el crédito privado, algunos analistas recurrieron a esta metáfora hídrica: “se puede llevar el caballo al río, pero no se le puede obligar a beber”. Y ayer hubo comentarios en esa línea, cuando quedó ratificado que la demanda de los bancos de la eurozona en la primera subasta condicionada de crédito había quedado bastante por debajo de los 150.000 millones de euros que esperaba el mercado. Si el caballo no tiene sed, nadie lo hará beber.
Ahora bien, el responsable del caballo puede pasarle la mano por el lomo, arrojar deliciosos terrones de azúcar a la orilla y, sobre todo, aparentar que está haciendo todo lo posible para que el caballo beba. Tal es el objetivo del BCE con esta nueva subasta conocida por su acrónimo TLTRO: que pensemos que más no puede hacer, porque se trata de dinero muy barato que los bancos pueden pedir si lo prestan a familias y empresas –siempre se añade “excluidas las hipotecas”, como si para las mismas hubiera una demanda (más términos acuáticos) torrencial.
El tono general fue de cautela, y hay varias razones para ello, por ejemplo, que habrá una próxima subasta en diciembre, que el interbancario también está baratísimo y que hasta octubre no conoceremos los resultados de los test de estrés. Entre tanto, ayer supimos que el Tesoro colocó unos 3.500 millones a tres años al 0,581 %, el cuarto mínimo histórico, mientras que la morosidad de la banca volvió a subir en julio. No es, por tanto, absurdo que la mega-subasta del BCE haya tenido un resultado “decepcionante”, como apuntó el Wall Street Journal.
Si la reactivación se consolida, es decir, si las autoridades dejan de obstruirla y dificultarla como han hecho en el último lustro, repuntará la demanda de crédito, el caballo beberá (“fluirá el crédito”, más metáforas hídricas), y las autoridades se apuntarán el tanto.
En caso contrario, el BCE insistirá: después de todo (metáforas militares) quedan en la recámara los cartuchos de las compras de activos y bonos.
(Artículo publicado en La Razón.)