En su interesante ensayo Cambio de era (Deusto), dice Josep Piqué que el mundo se mueve de Norte a Sur y de Oeste a Este. En poco más de doscientas páginas pasa revista al planeta, desde Estados Unidos a Europa, desde la descomposición de la URSS a los problemas actuales de Rusia y la zona del mar Caspio, desde África y Oceanía a los nuevos actores en América Latina, como Brasil, y en Asia, como India, China o Indonesia.
El caso de España
También reflexiona sobre España, un caso de éxito con políticos mejorables. Ahí los dardos de Piqué van tanto contra los nacionalismos (deplora los “rancios y anacrónicos debates internos sobre el concepto de soberanía que se producen, por ejemplo, y de forma desesperante, en Cataluña”) como contra los socialistas, en especial Rodríguez Zapatero y su “delirio” de presumir del mejor sistema financiero y la mejor economía de Europa, mientras practicó políticas irresponsables (también el Banco de España se lleva lo suyo). Recoge viejas gansadas como la de Felipe González a mediados de los ochenta ante el Muro de Berlín: “esto sólo se cae con el diálogo”.
Europa y la crisis
No comparto su optimismo sobre la política europea como solución, pero creo que acierta al culpar de la crisis mundial a las políticas monetarias y fiscales expansivas, y al subrayar la importancia de la estabilidad institucional. Es un libro bien escrito, fácil de leer, y sugerente en sus planteamientos y enfoque. Como ilustración puede señalarse que lo escribe un economista y, sin embargo, contiene más mapas que cifras.
(Artículo publicado en La Razón.)
Al hilo de ese asunto ¿no será Alemania con Europa como la antigua Cataluña con España?
No sé si son comparables, porque el nacionalismo catalán quiere, como todo nacionalismo, crear una nación.
Gracias por su atención y respuesta. Me he explicado mal. Me refiero a que Alemania hace ahora en Europa un papel parecido al de Cataluña, antes, en España. Me refiero a mercado cautivo, favorecedora relación de intercambio, proteccionismo cambiado por poder económico, dependencia, etc. Con todos los matices. Alemania se lo trabaja, los catalanes lo han chantajeado. Pero es más ahora una Europa de Mercaderes como lo fue el resto de España para los Catalanes. Lo de la nación es otra partida de póker a las que nos tienen acostumbrados estos escualos.
Le mando un enlace sabroso: http://www.fundacionsistema.com/Info/Item/Details/4864
Es una bonita demostración de inferencia tramposa: la parte por el todo.
Muchas gracias. Soy antiguo seguidor del profesor Navarro y de sus mensajes de preocupación ante la ola de liberalismo que, evidentemente, nos invade. Vamos, no hay más que mirar los datos para comprobar que es así, efectivamente…
Abuso de su paciencia: Yo ya estoy lejos de la Universidad desde hace mucho tiempo. Ciertamente viví muchas ideologías. Pero los profesores universitarios eran más serios y tenían mucho cuidado en sus escritos. Intentaban hacer ciencia o técnica. Respetaban la lógica. Tenían una base de conocimientos. No querían hacer el ridículo. Hoy me encuentro con multitud de artículos ilógicos, engañosos, mentirosos, subjetivos, (mire que les dimos vueltas a eso de la objetividad), ignorantes, interesados, etc. firmados por personas que colocan su título universitario, incluso que son profesores universitarios. Todos de letras, economistas, ciencias políticas o periodistas. aún estoy por ver que un ingeniero se cisque públicamente en las matemáticas. ¿Qué ha pasado con estos profesores que subordinan la verdad a su interés? (Hablo de verdad como sistema coherente). ¿Es que son muy ignorantes o muy malintencionados? Ya sé que sigue a ese economista en este caso concreto como yo a la Pompeu y a la Fabra. ¿Cómo es posible que se atreva a defender la intervención pública con esos ejemplos? ¿No tiene otros argumentos para defender sus ideas de distribución económica mas igualitaria? ¿Piensa que sus alumnos son imbéciles?
Temo que está considerando a la economía como si fuera igual que las ciencias naturales, físicas o matemáticas. No lo es. Le recomiendo los textos de Hayek, como «the use of knowledge…» y el discurso de recepción del premio Nobel de Economía.