Cuando hablamos de mercado único lo asociamos a un gran logro del llamado proceso de construcción europea, a saber, la desaparición de las fronteras y el establecimiento de un solo mercado donde puedan circular libremente las personas, los bienes y los capitales de la Unión Europea.
«Spain is different»
Paradójicamente, este plausible proceso vino acompañado de un proceso inverso en varios países, entre ellos singularmente España, donde la descentralización autonómica forzó a las empresas a soportar unos costes crecientes por la multiplicidad regulatoria y dispersión legislativa. La CEOE ha señalado repetidamente que esta proliferación de reinos de taifas ha conducido a que haya cada año más de 3.000 leyes, decretos y normas de todo tipo, y unas 700.000 páginas de los BOE de las autonomías y la administración central.