El mejor amigo del hombre, como sostengo desde hace muchos años, no es el perro sino el chivo expiatorio. El progresismo barcelonés ha adoptado plenamente la absurda idea de que los culpables del encarecimiento de las viviendas son los pisos turísticos, y en el Ayuntamiento han decidido cortar por lo sano: pretenden nada menos que acabar con todos ellos en un lustro. Sano chivo progresista.