A propósito de Trump y su actitud hacia la inmigración se ha escrito y opinado bastante sobre qué presidente norteamericano ha sido más hostil a los inmigrantes. Y se ha subrayado que el supuestamente santo Obama es el mayor deportador que nunca haya ocupado la Casa Blanca. Pues bien, Bryan Caplan analiza la cuestión en un reciente artículo y llega a la conclusión de que esto es un error. Obama tendrá muchos defectos, pero no es el máximo deportador.
Esto parece una osadía, porque las cifras indican lo contrario. Pero Caplan distingue entre esas cifras. La legislación de EE UU no es la misma para lo que llaman removals, que son deportaciones o expulsiones lisas y llanas, y para lo que llaman returns, o retornos voluntarios. Como subraya Caplan, la diferencia es importante. Si un inmigrante deportado regresa a EE UU y es detenido por la policía, corre un elevado riesgo de acabar en una prisión federal, mientras que si el que regresa no es un deportado sino un “retornado” el peligro de ser encarcelado es mucho menor: por regla general, los inmigrantes en esa situación no van a la cárcel. Dice Caplan. “El retorno es casi tan malo como la deportación, porque ambos exilian a la persona del país donde prefiere residir”. Al ser casi tan malo, pero no igualmente malo, no se pueden sumar deportados y retornados, y meterlos a todos en el mismo saco.
Lo que hace Caplan, para ponderar esa diferencia, es elaborar un Deportation Index, un índice de deportación que estima que cada retorno equivale al 85 % de cada deportación.
Comparando presidencias, se ve que en los años de Obama el número de deportados aumentó, pero el de retornados bajó considerablemente, con lo que su Índice de Deportación se redujo a la mitad entre 2009 y 2015. Es verdad que las cifras de deportados bajo Obama por año fueron las mayores de la historia del país, superando siempre los 300.000 anuales, y en tres años (2012, 2013, y 2014), superaron incluso los 400.000. De ahí que se hable de récord deportador de Obama. Sin embargo, los retornados se derrumbaron, pasando de 886.548 en 2009 a 443.095 en 2015.
Si es usted una persona partidaria del Partido Demócrata, le recomiendo que contenga el aplauso. Porque resulta que el presidente más deportador no es Obama, en efecto, pero sí es un colega del mismo partido: el simpático y seductor Bill Clinton resulta de lejos el mayor deportador. Los deportados y retornados, respectivamente, pasaron entre 1993 y 2001, de 42.542 y 1.243.410 a 189.026 y 1.349.371.
Concluye Caplan. “Creo firmemente que Trump va a superar en Índice de Deportación a Obama, pero no está claro en absoluto que pueda desplazar a Clinton del primer puesto”.