La amarga ironía del destino impidió al economista David Taguas difundir su reciente libro Cuatro bodas y un funeral (Deusto) porque falleció prematuramente el pasado 20 de febrero. Las bodas son: el apego al gasto público, el exceso de consumo y la falta de ahorro, el mantenimiento del poder adquisitivo, y la dependencia del crédito. Y el funeral es la situación a la que esos festejos dieron lugar.
El famoso margen para reducir el gasto público
Critica los camelos sobre la falta de “margen” para bajar el gasto público, que con la crisis subió 9,3 puntos del PIB, a pesar del típico derrumbe de la inversión pública (muchos siguen sin enterarse de por qué Buchanan ganó el Nobel). Tampoco comparte Taguas las consolidaciones fiscales basadas en más impuestos; “el déficit y la deuda pública elevada perjudican el crecimiento a medio y largo plazo”, por su efecto sobre los tipos de interés y la financiación privada.
Reformas liberalizadoras
Apoya las reformas liberalizadoras, sobre todo en el mercado de trabajo. Entiende la dificultad financiera y la ficción de que “fluya el crédito”: fluyó y alimentó la burbuja tras la entrada en el euro; con razón dice Taguas que afrontamos una “recuperación sin crédito”, y critica la subida de la deuda pública también en este campo, por su impacto en los balances de bancos y gobiernos. Era un “social-liberal” como otros muchos economistas que defienden el mercado para asignar los recursos y crecer, y un sector público abultado pero sostenible que financie el Estado de Bienestar.
(Artículo publicado en La Razón.)