No abundan los escritores capaces de reconocer que el anticapitalismo en realidad es hostil a la clase obrera. Lo subrayó Manuel Vilas en El País, con loables palabras: “El menosprecio al capitalismo acaba así en desprecio por el mundo del trabajo, por el desprecio a los trabajadores. En el mundo de la cultura el menosprecio del capitalismo es moneda común, pero acaba siendo un acto reaccionario e infantil, lleno de pereza intelectual”.