Nadia Calviño es diestra en el arte de hablar sin decir nada claramente, pero sin quedar mal. En una entrevista en “La Vanguardia” le preguntaron qué pasará con la reforma laboral. Esta fue su genial respuesta: “La prioridad para todos ha de ser apoyar la recuperación económica y la creación de empleo”. Los años de burócrata europea han dado sus frutos.
Calviño, pues, perora, pero ya no es una funcionaria sino una política, consciente de que el Gobierno de Warren Sánchez va a crujir a las trabajadoras con más impuestos, y que es imprescindible engañarlas para minimizar el coste político del sablazo fiscal. El propio Warren encabeza la campaña: dijo ayer que no subirá los impuestos ahora, es decir, que los subirá, seguro.