Una de las claves de la política es asegurarse de que los méritos son propios y las culpas, ajenas. Lo ilustró hace un tiempo El País con este titular: «Bruselas urge a España a emprender la reforma fiscal». Vamos, que la van a crujir una vez más a usted, señora, pero tendrá usted que despotricar contra Bruselas, no contra el Gobierno.