Cualquier diferencia salarial entre hombres y mujeres es denominada “brecha”, como si fuera provocada por una violencia exógena, que el poder debe reparar con dosis crecientes de su propia violencia. La realidad, como suele suceder, es más complicada.
Madeline Grant destaca que unos investigadores de las universidades de Stanford y de Chicago tuvieron acceso a la gran base de datos de Uber, cuyos algoritmos son gender-neutral, y donde la retribución de los conductores no es objeto de negociación. Descubrieron que, sin embargo, los hombres ganaban un 7 % más. La explicación es que los hombres trabajan más horas al día y durante más tiempo. Y los hombres tienden a conducir más rápido que las mujeres.