Como en la película Sospechosos habituales, están pasando cosas raras. El pueblo ha sido convocado a votar y no ha votado lo que la corrección política progresista prescribe. Lo hemos visto en Chile con las sucesivas consultas sobre la reforma constitucional, que rechazaron los ciudadanos. También en la Argentina, donde el pueblo eligió a Javier Milei, ante la indignación de los maîtres-penseurs en el diario El País. Otro tanto en España, donde la izquierda pierde elección tras elección, y solo gobierna contorsionándose hasta resultar irreconocible. Y en eso fueron y votaron en Australia.