Argentina y otros

Decía el Economist ayer que no es probable que haya una crisis generalizada en los mercados emergentes. Puede ser. Lo que ya es más difícil es que los problemas de mi Argentina natal hayan quedado zanjados. Todo indica que el respiro actual post-devaluatorio será temporal, porque la demanda de dólares continuará, así como la reducción de las reservas del Banco Central, que están hoy en mínimos de siete años. Según el economista argentino José Luis Espert, “el deterioro es inexorable, porque el gobierno desconoce que hay un problema fiscal. Está muy convencido de que el gasto público genera crecimiento”. Además (o más bien a causa) de esta fantasía keynesiana, la inflación anualizada de los últimos tres meses se sitúa en torno al 60% (http://goo.gl/OAuefQ). Vienen curvas.

El «maestro» Bernanke…

En los demás países emergentes el “tapering” de la Reserva Federal, tímido de momento, llevó a subidas de tipos y a mensajes de las autoridades en el sentido de que apoyarán a sus divisas en Turquía, la India, Brasil y Sudáfrica, pero el crecimiento en Estados Unidos, en línea con lo esperado (y gracias al sector privado, como apuntó insidioso el Wall Street Journal), no sugiere frenos en la desaceleración de los exorbitantes estímulos cuantitativos debidos a Ben Bernanke, a quien ahora llaman algunos “maestro”, evidentemente sin recordar que era lo mismo que decían de Alan Greenspan.

Sea como fuere, es de temer que la volatilidad en los mercados de divisas continúe, porque la intervención de los Gobiernos en los mismos atesora (es un decir) una larga historia de fracasos, y porque ante el crecimiento débil previsto para Europa y Japón, a pesar de los cuantiosos estímulos de sus benévolas autoridades, nadie pronostica que mejore sustancialmente en los emergentes. El Fondo Monetario Internacional rebajó sus previsiones y auguró tensiones y turbulencias en América Latina. Sin que sirva de precedente, esta vez puede acertar.

(Artículo publicado en La Razón.)