A propósito de los rebrotes del virus, y los servicios de salud, escribió Javier Sampedro en El País: “La próxima vez que las patronales lloren amargamente por una imprescindible subida de impuestos, alguien deberá corregir sus cálculos para revelarles el verdadero coste de condenar a la ciencia y la medicina españolas a la precariedad. Porque los primeros perjudicados van a ser ellos”.
Los estudios de sociología fiscal documentan que la mayoría de la población rechaza pagar más impuestos. El señor Sampedro puede aplaudir que, a pesar de ello, el Gobierno aumente la presión fiscal. Lo que no puede es sugerir que “las patronales” se oponen a la medida, como si lo hicieran en exclusiva, cuando en realidad su actitud es compartida por millones de trabajadoras.
Y no puede ignorar que para un porcentaje significativo del pueblo español pagar más impuestos está lejos de ser “imprescindible”.