El pensamiento único insistió durante años, empezando por el premio Nobel, Joseph Stiglitz, en que estábamos dominados por un “fundamentalismo liberal” del FMI o la OCDE, que querían desmantelar los Estados. Puro camelo. Esos organismos jamás fueron liberales, y jamás pidieron bajar los impuestos. Con el tiempo, ya pasaron a clamar por más intervención aún más descaradamente. Y entonces los mismos medios que los criticaban por liberales pasaron a elogiarlos por antiliberales, que es lo que han sido siempre.