Los viejos del lugar recordamos el zumo de naranjas de Iberia. Era entonces más caro volar de Barcelona a Madrid que de Barcelona a Londres. Y, para colmo, la otrora empresa pública y monopólica zanjaba su servicio con un zumo que los pasajeros consideraban con razón bastante alejado de la exquisitez. Sin embargo, poco después, Iberia se había convertido en una empresa privada, competitiva, y que sirve varios zumos sabrosos, que en clase turista son de pago aparte del billete. Esto sucedió en unos años, no en un milenio. ¿Por qué sucedió? Nadie se molesta en explicarlo, y numerosos economistas lo dan por sentado con vaguedades.
La más absurda de estas vaguedades es el supuesto triunfo del liberalismo, o “neoliberalismo”, que al parecer se ha enseñoreado en el planeta una vez que el comunismo, esa gloria proletaria que cumple un siglo y decenas de millones de víctimas, se resquebrajó con la caída del Muro de Berlín.
El último acto de este dislate es el “austericidio”, o “desmantelamiento del Estado de bienestar”, que al parecer marca nuestra historia más reciente. Recordemos que ha dado lugar a movimientos políticos, partidos y líderes que claman por poner fin a la siniestra campaña estaticida que aspira a aniquilar las “conquistas sociales”. Todo es mentira. En España el gasto público aumentó en los últimos años: de hecho, mientras arreciaba la campaña contra los “recortes”, el gasto público en nuestro país creció a una de las tasas más altas de Europa, y bastante por encima de la media de la Unión Europea a 15. En España el gasto público en porcentaje del PIB está hoy, tras una década de “austericidio”, al nivel de Alemania o el Reino Unido.
Es evidente, pues, que aquí no hubo nada parecido al liberalismo, el “fundamentalismo de mercado”, y las demás tonterías que nos han contado innumerables cuentistas, incluidos premios Nobel de Economía. Se podrán poner estupendos, pero lo que proclaman es un invento.
Volvamos al zumo de Iberia. Ha mejorado considerablemente gracias a…¡los socialistas! Fueron ellos los que privatizaron la compañía, y el resto del INI. Dirá usted que se hizo mal, que colocaron a los amiguetes, etc. Lo que usted quiera: pero ya no son empresas públicas, sobre cuya necesidad nos aleccionaron a los liberales durante tanto tiempo. Aseguraban que las empresas públicas eran imprescindibles, esgrimían supuestos argumentos técnicos, mientras que, como siempre, a los liberales nos despreciaban sus economistas de cabecera. Y en poco tiempo, zas, todo privatizado. Dirá usted: se volvieron liberales, gracias a Dios. Pues no, nada de eso. Vamos, que no le conviene a usted perderse este rincón de Expansión el próximo lunes.