Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, va a desplegar todos sus esfuerzos para resolver el problema de la vivienda, porque es escasa y cara. Warren se lo ha tomado tan en serio que ha declarado que “esta va a ser la legislatura de la vivienda” y que “la vivienda es la prioridad absoluta”.
Ahora bien, entre la risa por las absurdas propuestas intervencionistas, que pasan por alto que la intervención que se recomienda es precisamente la que ocasionó el problema; la carcajada ante las recetas aún más disparatadas de la extrema izquierda; y la desazón porque el mayor gasto público y la menor libertad probablemente lo agravarán en el futuro, otra sensación invade a los espectadores de esta ópera bufa: ¿no la hemos visto antes?
Pues claro que sí. Es que la vivienda se ha complicado no solo en los años en los que gobiernan Warren y su banda progresista, sino especialmente desde que decidieron legislar para arreglar el tema. Un precioso artículo de El Socialista, fechado el 19 de abril de 2023, llevaba por solemnte título: “El PSOE garantiza el quinto pilar del Estado del Bienestar: la vivienda”. Lo hacía con más gasto y más controles para “solventar los altos precios de la vivienda y del alquiler para facilitar su acceso”. Su solución era, naturalmente, mucho mejor que la del PP, “con respuestas neoliberales destinadas a unos pocos”, mientras que la socialista iba “a proteger a los más desfavorecidos, a defender a la clase media y trabajadora y trabajar por la justicia social”.
La demagogia actual, por tanto, repite la pasada, y, por supuesto, como editorializó nuestro periódico, la legislación antiliberal de Warren “está condenada al fracaso por el simple hecho de haber sido elaborada a partir de prejuicios ideológicos que ignoran la realidad”.
Pero, además, el déjà vu es mucho más antiguo. Quizá nunca como en este caso resultó más evidente que la izquierda repite los errores antiliberales de su supuesta némesis: la dictadura franquista.
El profesor Francisco Cabrillo detalló en estas páginas de EXPANSIÓN las semejanzas entre el enfoque socialista y el de la ley de 31 de diciembre de 1946 sobre arrendamientos urbanos. El planteamiento es idéntico: “existe un problema en el sector de la vivienda y el Estado debe intervenir de alguna forma para solucionarlo”. Y las medidas, análogas: control de los precios, prórrogas forzosas, castigo a los propietarios de viviendas vacías, protección a vulnerables o parados frente a desahucios, etc.
Cuando Warren y el resto de la izquierda cañí presuman a la vez de que van a solucionar el problema de la vivienda y de que son muy antifranquistas, convendrá responderles con el viejo tango que dice: mentira, mentira.