Cuando los sindicalistas vuelvan a las calles tras el posible cambio en los inquilinos de la Moncloa, lo harán gozando de un privilegio que les concedió el Gobierno actual: el blindaje de los piquetes violentos.
Cuando los sindicalistas vuelvan a las calles tras el posible cambio en los inquilinos de la Moncloa, lo harán gozando de un privilegio que les concedió el Gobierno actual: el blindaje de los piquetes violentos.