En la época de la Ilustración fue aumentando la popularidad de la idea de la libertad, también entre los economistas. Por eso Jeremy Bentham, en Defensa de la Usura, le reclamó a Adam Smith que explicara mejor su tesis en favor de la intervención pública para imponer un límite máximo a los tipos de interés. Era una excepción al liberalismo y por tanto debía ser argumentada, porque la premisa que se extendía iba en favor de la libertad.
Eso cambiaría con el tiempo, y se ha estimado que en la actualidad en Estados Unidos sólo el 10 % de los economistas apoyan de modo general y sistemático el liberalismo.