El jesuita, teólogo e historiador español Juan de Mariana, destacado también por su pensamiento económico, no sólo recorrió el mundo de las ideas. Debo a Luis Enrique Arbini, seguidor desde Buenos Aires de mi cuenta en twitter (@rodriguezbraun), el haber podido comprobar que Mariana figura en un folletín que cosechó un gran éxito en España hace un siglo y medio. Se trata de El cocinero de Su Majestad (Memoria del tiempo de Felipe III), que apareció en 1858, y cuyo autor fue Manuel Fernández y González, que nació en Sevilla en 1821 y murió en Madrid en 1888. Fue llamado “el Dumas español”
El cocinero de su majestad es una novela de aventuras, entre las cuales introduce el autor a personajes relevantes, como Quevedo (al que dedicaría también una novela), y el duque de Lerma. En el Tomo I, capítulo IX, “Lo que hablaron Lerma y Quevedo”, el escritor se enfada con el poderoso noble, y le dice: “la Hacienda Real, desde que vos subisteis a secretario de Estado, empezó a dar tales traspiés, que dejó muy pronto de ser hacienda; exhausta por los gastos más exorbitantes, escandalizado el reino de tanto desbarajuste, de tal despilfarro…la guerra de los Países Bajos, funesta guerra de religión que ningún provecho ha podido nunca traer a España, se encrudece, se hace desastrosa, es más, injusta, deshonrosa…aqueja la pobreza pública, al par que crecen los dispendios de la corte…es necesario encontrar dinero a todo trance, y se aumenta el valor de la moneda de vellón; expone los inconvenientes de esta medida el docto Mariana en su libro De Mutatione monetae, y el bueno, el sabio Mariana es perseguido; a la torpeza sigue la tiranía. Pero no se halla dinero y la tiranía crece…”.
Al alegar el escritor que la expulsión de los moriscos “llena de horror a todos los pechos generosos”, el duque de Lerma intenta una defensa: “Antes que Felipe III han sido sus abuelos rigorosísimos con los moriscos”. Pero Quevedo no está satisfecho: aunque “un celo imprudente y ciego pudo nublar con hechos indignos” a los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II, ellos no padecieron “la sed infame del dinero”, y no los expropiaron: “los moriscos fueron perseguidos, ¡pero no robados!”.
Vemos, así, que la popularidad de Mariana, una temprana figura del pensamiento económico liberal en España, junto con otros nombres de la escolástica tardía, llegó a la literatura. Su nombre y sus ideas pasaron por folletines, como el que hemos citado, cuyo prolífico autor (que tuvo como amanuense a Blasco Ibáñez, nada menos) fue rico y famoso, pero no un gran escritor: de hecho, se parece a Dumas sólo en su éxito en vida, y en que dilapidó sus bienes y murió prácticamente en la indigencia. Tiene su calle en Madrid en el barrio de las Letras, cerca del Teatro Español.
Muy interesante. Estoy documentandome sobre el reinado de Felipe III, el Duque de Lerma y sobre Juan de Mariana, y me parece muy interesante.